El horno microondas siempre suscita un gran debate sobre su seguridad al utilizarlo. A este respecto, conviene hacer una advertencia.
El horno microondas se utiliza hoy en día en todos los hogares, es un compañero «fiel» de muchos otros aparatos de cocina; desde la batidora hasta el horno, pasando por el frigorífico. De hecho, la comodidad de uso del horno no tiene parangón. Sin embargo, incluso tanta comodidad puede esconder un oscuro secreto.
El horno microondas fue uno de los últimos en llegar a los hogares españoles; claro que existe desde hace décadas, pero si lo comparamos con el horno tradicional, el lavavajillas y tantos otros artilugios infernales, no hay comparación. Para muchos, el horno microondas es un artilugio misterioso o una rica baratija de familias adineradas.
¿Es realmente necesario un horno microondas? Para muchos, no tiene ninguna utilidad. Al fin y al cabo, si realmente se quiere calentar algo rápidamente, no faltan opciones; desde el horno, a la cocina de gas, pasando por la clásica sartén, la tostadora para pasteles y bollería, etcétera. Además, es otro electrodoméstico que consume electricidad en un momento, como el actual, en que las facturas parecen más altas que nunca.
Sin embargo, por otro lado, el horno microondas tiene su indudable utilidad; es rápido, eficaz y, sobre todo, limpio. No huele a gas -lo cual también tiene un coste elevado, debido al conflicto entre Ucrania y Rusia y a la especulación de las empresas energéticas-, no salpica aceite, no hierve de repente, no quema. El horno microondas es rápido y eficiente: hace lo que promete sin dañar.
También circulan algunas leyendas urbanas sobre el horno microondas; de hecho, es un pariente lejano, por no decir lejanísimo, de la tecnología nuclear. Y no hay nada que preocupe más a la gente, sobre todo a los españoles, que la energía nuclear. El horno microondas, como se sabe, utiliza radiaciones, y, mientras que no parece haber ningún problema en utilizar cocinas de gas de los años sesenta, con tubos de goma tales que conducen una de cada dos veces a desafortunadas explosiones, el ciudadano medio tiene, sin embargo, un miedo gigantesco a las «radiaciones malas».
Hay una pizca de verdad en esto, ya que, de todos los electrodomésticos, el horno microondas es el más peligroso de reparar; es preferible, en estos casos, contratar a un experto o sustituirlo. Sin embargo, es completamente falso que, después de cocinar con el microondas, haya que esperar unos minutos antes de comer los alimentos.
Según esta pequeña historia, hay que esperar a que «desaparezcan las ondas». Tonterías, ni que decir tiene; las ondas se convierten inmediatamente en energía y calientan el alimento, no son retenidas por éste. Así es como funciona el propio horno microondas.
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